martes, 13 de julio de 2010

EL LADO OSCURO DE LAS PRINCESAS Y DONCELLAS DEL #haren



Pero al lado de Mozah o Haya, enésimas esposas de los gobernantes de Qatar o Dubai —se desconoce el número exacto de sus coesposas—, hay otras primeras damas que se pliegan a la tradición de la zona: la del ostracismo de la vida pública, que las condena a no tener derecho a la existencia. El perfil velado de la jequesa Sabika bint Ibrahim de Bahrein o la invisibilidad de la jequesa Fatima bint Mubarak, viuda del emir de Abu Dhabi, son dos ejemplos del lado oscuro.
Pese a que la última ostenta el título oficial de Madre de la Nación, nadie logra ponerle cara: está prohibido fotografiarla o filmarla, y no tiene biografía oficial. No se sabe dónde nació, qué edad tiene o cuántos hijos dio al emir. Sólo consta una cosa: que, a pesar de no ser la reina madre —el actual gobernante de Abu Dhabi, Khalifa Bin Zayed al Nahyan, es hijo de otra de las coesposas de su marido—, su ascendiente sobre el país supera con creces el de aquél.
Una cortesana extranjera que frecuenta el palacio desgrana la escasa información existente sobre la jequesa Fatima amparada en un obligado anonimato.
“No fue la primera esposa del emir, pero sí la favorita. Éste se prendó de ella cuando la descubrió, durante un viaje por el país, en una tribu del desierto. Tenía 13 años y era analfabeta. La jequesa aprendió a leer y escribir una vez casada. Desde entonces respalda iniciativas educativas. Y el hecho de haber tenido que compartir a su marido con otras mujeres le hace ver el harén con desagrado: no le gusta que sus hijos tengan varias mujeres”, confiesa esta residente en Abu Dhabi. Imposible contrastar la información: hablar de la jequesa es tabú.

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